Amar el páramo
por plasticidades
Salgo a ver al sol recostarse entre las dunas. Cómplice, me tiendo en la arena y recibo sus últimos rayos, en calma, sin recelo. La luna muy alta, curiosa, pendiente del sol y mis pasos. El viento es calmo y tibio, me allega dulces aromas lejanos.
Es un momento mágico el del sol muriente, cuando los temibles zorros corren a sus madrigueras y las lechuzas aún no se atreven acechar por estos parajes. Más, es sólo un momento pues al menor ruido escapo y me entierro en la arena sin dejar huella.
Me gusta, es el minuto pleno donde el sol muerte, pero da aletazos de vida y el paisaje se tranforma. poetica mini que se va al sombrero del mago. un abrazo Rub
Gracias Rub, la modifiqué de la versión de la marina donde no fue seleccionada. Ya vez que todo es perfectible.
Saludos.
Anda, no sé cómo te dejé el comentario en una entrada muy anterior, ya decía yo que hacía poco que te había leído.
Me repito, que te he dado un «premio» en mi blog y que, si te apetece, puedes continuar la cadena.
Un abrazo.
me la llevo…permiso…
Adelante, estimada Rosio. Gracias por tu visita