Amor solo

por plasticidades

 

Abrazado a ella bajo las sábanas, aún con la respiración agitada y el húmedo pene perdiendo poco a poco la erección, quiso explicarle todo con la mirada a sabiendas que el diálogo era imposible.

—No será una traición el que te cambie. Te tengo tan metida en mí, que en ella busqué el perdido brillo de tus ojos, tu pelo y la turgencia que antaño tenían tus senos. Todo lo habría aceptado, menos el aspecto que ahora tienes por las mañanas, completamente amorfa, desinflada. Además que ahora vienen con mayor resistencia a las roturas, calefacción y vibración electrónicas.

©alfonsopedraza